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IMOX: Los engranajes precisos del Jazz (columna de Pablo Bromo)

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No recuerdo exactamente cuándo fue la primera vez que escuché a Imox, pero tengo el recuerdo claro de una bossa nova melancólica cruzada en mi cabeza. Quizá fue porque siempre he asociado al saxo tenor con los recuerdos de un casete de infancia –con lo mejor de Stan Getz, Joao Gilberto, Astrud Gilberto, Carlos Antonio Jobim, Luis Bonfa y otros– o porque Rosse Aguilar –la saxofonista de Imox– se quedó grabada en mi cabeza como la primera mujer que veía tocar saxo tenor en Guatemala.

Sea cual sea la razón, Imox es una de esas bandas que cuando las ves en vivo te sacuden y te atrapan. Eso, gracias a la química y matemática que manejan en el escenario, donde fluyen con naturalidad, fuerza, talento y elegancia. Pero ahondemos en eso, porque va más allá de su estilo muy bien articulado, que podría confundirse con admiración plena por música de otros músicos.

Cuando reinterpretan jazz standars o interpretan canciones propias, hay aristas que resaltan y emocionan. La química se siente de golpe, porque se percibe su dinámica y su conexión ineludible. Claramente se ve que los une algo más que la pasión por la música –aun con gustos disímiles–. Hay una fuerza, un metalenguaje que los conecta desde que empiezan cada concierto; se ve en sus miradas y en sus gestos, es palpable la cosa. También hay un respeto mutuo, una admiración profunda y una complementación inmediata. El mejor ejemplo es cuando tocan Come together de The Beatles, y los arreglos fluyen como rocas salvajes de un río tempestuoso y melódico. Todo en el escenario es estallido, sobre todo en el bajo y la batería, pero suavizado con elegancia por la voz, el piano y el saxo.

En Imox hay destellos de Free jazz, Blues y Hard bop amortiguados sutilmente por ritmos latinos. Claramente se percibe que cada uno de los cuatro –Rosse, Víctor, Luis Pedro y David– tiene una admiración por músicos y estilos particulares, que en escena transfiguran y convierten en piezas sólidas. Ahí es donde entra la matemática, que a fuerza de ensayo y jammin tras jammin en #LosMartesSonDeJazz, se agiliza y se vislumbra como el “monstruo de la precisión” sin que ellos se den cuenta. O tal vez sí, pero es fabuloso ver a ese gigante de cerca.

Todo un deleite los Imox. En serio que sí. Lo que no me queda claro es si el avant-gardeserá su leitmotiv o si estamos frente a algo más grande que aún no sabemos qué es. ¿Blues folklórico, Latin jazz n bass o Latin free style?

Olvidemos los términos. Dejemos que nos sorprendan, ¡porque lo hacen fácil!

Víctor Arriaza –piano– es una especie de piedra angular que les aporta elegancia, cadencia, texturas y sensualidad rítmica. Rosse Aguilar –saxo y voz– hace lo suyo de manera contundente: tocar el saxo con una hilaridad desbordante y amarrar los cabos sueltos con una voz bastante sobria y juguetona en las improvisaciones.

Pero hay dos engranajes de esta maquinaria que me parecen más hermosos todavía: el bajo y la batería. Siempre he pensado que estos son los pilares sagrados del tempo. Y la verdad, que es un placer ver a Luis Pedro González –bajo– sumergirse en encuadres funketos, inquietos e irreverentes. Da gusto sentir su energía llena de cafeína evaporándose hasta convertirse en espuma etérea.

Por otro lado, la precisión final la llena de magia la batería. Aquí, David Batz, se luce con mucho talento y poco protagonismo. Su batería es elegante, fulgurante y minuciosa. Los detalles los adorna con matemática fina y un oído que avanza a kilómetros luz del sonido. No por casualidad sus iniciales son las de un D&B sólido que podría estallar al mejor estilo de Jazzanova, London Elektricity, Squarepusher, The Flashbulb, High Contrast y otros gérmenes memorables de principios de siglo. Puro talento y promesa, este David, eso me inquieta y entusiasma.

El otro día los escuché en FILGUA, y me dio un placer enorme disfrutar su engranaje sonoro. A mi viejo también le gustaron, y en eso intuyo que tienen fácilmente enamorados a dos públicos distintos. Y eso, mis queridos, hay que aprovecharlo. Espero con ansias algún material pronto. Mientras tanto, disfrutémoslos en redes sociales, Youtube y en vivo.

Lee la columna completa aquí:

IMOX: LOS ENGRANAJES PRECISOS DEL JAZZ

Escrita por Pablo Bromo para esQuisses.

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